miércoles, 20 de junio de 2007

Las flores siguen creciendo

Junto a las flores blancas de Fidel, Raúl, sus hijos y familiares, crecen muchas otras. Allí están las obreras, las profesionales, las técnicas y las que desde su casa constituyen el horcón de la familia cubana.

Raúl, hijos, nietos y otros familiares iniciaron el homenaje que el pueblo tributó ayer a la inolvidable Vilma.



Cuando una persona permanece en el sentimiento popular como fuerza, humanismo, firmeza, humildad, modestia, valor, no hay despedidas. Su estatura universal se eleva, su luz irradia al mundo.
El Himno Nacional vibró cuando el sol abría la mañana en el Memorial José Martí, en la Plaza de la Revolución. Raúl y sus familiares, en ceremonia íntima, fueron los primeros en colocar las flores.

Miembros del Buró Político, del Secretariado, dirigentes de las organizaciones políticas y de masas, les siguieron para dar paso al desfile popular.
Melba Hernández, una de las heroínas del Moncada, pasa delante de la imagen y extiende la mano, como si quisiera tocarla en el aire y confirmarle su cariño.
Vilma es ejemplo de altruismo, sencillez y heroísmo, asegura Marcela Vidal; Sixto Valín, compañero de la lucha clandestina en Santiago de Cuba, recuerda la confianza que Frank País depositó en ella. Aun en los momentos más difíciles, era dulce en su trato, apunta.
La hilera de pueblo se mantiene nutrida todo el tiempo. Algunos se protegen del intenso sol con sombrillas. Ancianas con bastones, se apoyan en las más jóvenes y caminan juntas, para expresar sentimiento hacia esta mujer, marcadora de generaciones en Cuba y América Latina, como escribió alguien en el libro de condolencias.
Yolanda Ferrer ha estado junto a Vilma desde los 16 años. La hoy secretaria general de la Federación de Mujeres Cubanas afirma que su compañera seguirá presente en cada mujer que demuestre su patriotismo en las duras faenas, en el cotidiano combate contra los rasgos negativos de la sociedad, en los que luchan por ser cada día mejores.
Vilma formó una familia excelente, austera, revolucionaria, subraya Yolanda. Delante del retrato de la luchadora del llano y de la Sierra, continúan desfilando personas. Allí están las flores enviadas por el pueblo de Cuba, ese que siempre la tendrá en su corazón con la dulzura de un beso.

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